martes, 19 de febrero de 2013

El "por qué" de la distribución mundial actual


Actualmente el mundo se podría dividir en tres grupos; los países desarrollados, los países en vías de desarrollo y los países pobres.

El primer grupo de países desarrollados lo encabeza EEUU económicamente hablando y dependiendo de la calidad de vida, lo encabezan los países Nórdicos y Australia y Nueva Zelanda. En estos países el principal sector económico es el sector terciario, su IDH (Índice de Desarrollo Humano) es elevado, tienen como régimen democracias, y dominan sobre la economía mundial.

Los países en vías de desarrollo, cuyo máximo representante es China, tienen materias primas y un gran poder económico, pero su IDH es bajo, y en numerosas ocasiones viven bajo regímenes menos permisivos que la democracia.

Y los países pobres los cuales están la mayoría en África, tienen regímenes estrictos, carecen de numerosos derechos y tienen un IDH mínimo, en estos países hay muchísimos muy pobres y unos pocos muy ricos, y dependen de las contribuciones externas y de las ONG.

Yo creo, que la situación mundial actual no es fruto de la cantidad de bienes de los países, sino de su forma de hacer las cosas, y aprovechar lo que poseen; por ejemplo, (Gran Bretaña, Suecia, etc.) los países que menos materias primas tienen mejor gestionan el dinero, mientras que los que más tienen no lo invierten bien. Todo el desarrollo de un país no tiene que ver con su población salvo en los países democráticos, (donde estrictamente es la nación la que gobierna) que un país tenga buen IDH, un buen plano económico, etc… depende directamente del Gobierno, si este gestiona bien la economía y proporciona servicios a los ciudadanos, el país crecerá, como es el caso de Corea del Sur. En cambio si el Gobierno no quiere que la economía avance por diferentes motivos, está no avanzará.

Por tanto se puede decir que la culpa de la situación actual es de los Gobiernos, dado que hacen lo que quieren, se alían unos con otros en todo lo que les interesa, y se agrupan en bloques (G-20, G-8, etc.) según su influencia política y no según su poder económico, porque yo creo que si fuese así, no ganarían siempre los mismos.

Los países emergentes siempre están ahí debido a que lo que interesa de ellos no son sus políticas sino su industria accesible y barata. En cambio los países africanos por ejemplo, tienen una representación mínima, debido a que a las grandes potencias, y a sus dirigentes, no les interesa que crezcan y tengan mayor poder, (de momento).

A mí me parece que lo que ocurre es que en los países poco desarrollados, a los gobernantes les conviene mantener a raya a su población, NADA más y por eso gastan 10 veces más en armas que el mundo entero en educación, por eso hay 1.000 millones de analfabetos, por eso hay 1.100 millones de personas sin agua potable…

Eso por general en los países pobres, los sultanes, monarcas, dictadores… mandan, pero en los países avanzados mandan los pensamientos, y los presidentes, están tratando todo el tiempo de persuadir a su población, para llegar a mandar y en la mayoría de los casos nada más. Tratan de abarcar todo lo que pueden son algo así como una especie invasora, pero claro siempre hay excepciones que confirman la regla.

 Y por eso y otras cosas que no he llegado a tocar relacionadas con el origen del mundo desarrollado, creo que hay la situación que hay en el mundo: por esto el 20% de la gente tiene el 80% de la riqueza, y por esto la mitad de la gente vive con 2 $ diarios, y un 15% de la gente no sabe leer ni escribir.
 
Pablo Fernández de la Granja

El fallo del sistema económico


A la vista de la actual situación económica, está claro que el sistema que rige la economía mundial ha fallado. Ha fallado, sí, y cada persona dará un motivo distinto. Unos hablarán de acuerdo a sus ideas políticas, otros dirán que vivíamos por encima de nuestras posibilidades…

Lo más cierto es que quizá no sea tanto un fallo de un sistema que aparentemente funcionaba, sino de quien lo manejaba. Porque nada es infalible, y si se gestiona mal, más probabilidad hay de que acabe fallando. Y para ilustrar esto, basta con abrir cualquier periódico. En lugares afectados por la crisis se descubren constantemente casos de corrupción. Y lo más triste es que llega un punto en que no sorprende a nadie.

 
El problema podría ser ese, que nunca pasa nada. Una declaración pidiendo perdón, una dimisión, o a veces ni eso, y todo está olvidado. No es sorprendente entonces que los niveles de corrupción sean tan asombrosos, no se hace ningún intento por frenarla. Puede que nadie tenga el valor de hacerlo, porque temen que a su vez se les descubra a ellos y sus ‘‘negocios’’.

Llegados a este punto, debemos recordar que la economía es mucho más complicada. Sin duda, la actual situación financiera es fruto de multitud de factores. Pero, indiscutiblemente, la corrupción y la ineficacia no ayudan en nada, y son estas la que allanan el camino para crisis como esta. Una mejor gestión podría haberla evitado, o al menos minimizado. Esto lleva a pensar que, en ocasiones, la responsabilidad recae sobre quien no tiene la capacidad de portarla; y el resultado, ya se ha visto.
 
Sergio Fernández Blanco